Introducción
Un sermón debe comenzar afirmando un punto teológico importante para la vida cristiana y el desarrollo espiritual de la audiencia. Debe ampliar ese punto y finalizar explicando claramente cuáles son las consecuencias para las personas que lo escuchan.
En resumen, un buen sermón debe estar bien bosquejado.
La inmensa mayoría de los sermones inefectivos comparten el mismo defecto: No han sido bosquejados debidamente.
La ausencia de un bosquejo claro crea la confusión tanto en quien predica como en quien escucha.
El objetivo ahora es enseñarle a bosquejar sus sermones, para ayudarlo así en la efectividad de su predicación.
Conceptos
Un sermón debe tener, por lo menos, tres partes: la introducción, el cuerpo o desarrollo y la conclusión.
La introducción suele ser la parte determinante del sermón, pues en ella se capta o se pierde la atención de la congregación. Tiene la función o el propósito de comenzar a presentar el tema en forma llamativa. Una introducción efectiva debe ser breve, clara, concisa y original. Además, debe estar unida al tema central del sermón. Dada su importancia, debe prepararse con sumo cuidado.
El cuerpo o desarrollo del sermón es la sección más larga, pues en ella se despliegan las ideas centrales relacionadas con el tema. Por lo regular, el cuerpo o desarrollo se divide en varias secciones. Las principales se llaman «puntos». Estos «puntos» tienen el propósito de ampliar, explicar y desarrollar el tema. A su vez, los «puntos» se dividen en partes más pequeñas llamadas «incisos». Un inciso no debe tomar más de dos párrafos. Un punto no debe tener menos de dos ni más de siete incisos. En total, un sermón no debe tener menos de dos ni más de cinco puntos.
La conclusión presenta las derivaciones prácticas y concretas del tema en la vida de las personas que escuchan el sermón. Al igual que la introducción, debe elaborarse cuidadosamente. En la conclusión, se pueden aplicar las enseñanzas del sermón, afirmar la importancia o veracidad del tema o exhortar a la audiencia a cumplir con una tarea específica dentro de la misión de la iglesia.
El sermón básico o tradicional se caracteriza por anunciar el tema central o «proposición» del sermón al final de la introducción. El anuncio del tema debe ser breve, claro y directo. Además, debe ser positivo, es decir, debe hacer hincapié en las buenas nuevas de salvación.
Como el anuncio del tema interrumpe el buen fluir del sermón, es necesario hacer una transición entre el anuncio del tema y el cuerpo o desarrollo del sermón. La transición puede hacerse por medio de una pregunta, de una oración que resuma lo anterior o por medio de la presentación de un dilema o selección. La transición no debe tomar más de un párrafo.
Por lo tanto, el sermón tradicional sigue, con algunas posibles variantes, el siguiente bosquejo:
a. Introducción
b. Anuncio del tema
c. Transición
d. Cuerpo o desarrollo
1. Primer punto.
a. Inciso #1
b. Inciso #2
c. Inciso #3
2. Segundo Punto
d. Inciso #1
e. Inciso #2
f. Inciso #3
e. Conclusión.
Ejercicios
Proceda a bosquejar el sermón que está desarrollando sobre el texto estudiado en el ejercicio#5,empleando los rudimentos escritos en el ejercicio #6.
Ejercicio #7
El bosquejo de sermón
Continúe trabajando con el texto estudiado y comience a bosquejar el sermón para cuyos rudimentos ya ha escrito.
Introducción
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Cuerpo o desarrollo ___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Conclusión
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